Disfraces, música, desfiles y alegría… Los carnavales son una de las fiestas más divertidas de la agenda, seguro que ya todos tienen preparadas sus caretas para salir a la calle a celebrar este festejo de la vida. Esta festividad de origen cristiano, precede a la Cuaresma, época en la que los devotos deben abstenerse de ingerir carne. Pero antes de pasar a la privación, la sociedad se sume en unos días de celebración en los que ciudadanos se liberan y pueden disfrutar de los placeres culinarios.
Mientras la sardina se entierra, muchos otros alimentos salen a relucir en esta época del año. La matanza del cerdo y la carne están totalmente ligados a la cocina de carnaval, ya que el propio término «carnaval» está estrechamente vinculado con la palabra «carne». Uno de los productos clásicos es el botillo, con el que se pueden realizar recetas exquisitas como el pastel de botillo o un delicioso revuelto.
Terminando el invierno y con la primavera a la vuelta de la esquina, la naturaleza vuelve a ofrecer una gran riqueza gastronómica donde el vino y los dulces se unen a las carnes y a los embutidos más sabrosos. Sin duda una combinación perfecta para los paladares. La mayoría de las ciudades españolas se unen a esta festividad, y depende donde nos encontremos se pueden ver diferentes tradiciones culinarias relacionadas con el carnaval.
Gastronomía en Madrid
La capital no se queda atrás a la hora de celebrar los carnavales y aunque no se encuentran platos típicos de esta festividad, Madrid se une a las tradiciones gastronómicas de otras zonas de España como las fiollas gallegas de carnaval o los guisos, entre los que podríamos incluir el famoso cocido madrileño, que a pesar de no ser un plato típico de esté día, reúne todas las características para ponerlo sobre la mesa: tiempo de matanzas, días fríos de invierno y, sobre todo, plato familiar de fiesta.
Fuente: sabormadrid